El Camino del Director Musical

por Edgar Mantilla

Recuerdo aproximadamente hace unos 14 años cuando inicié como uno de los Directores Musicales del equipo de Su Presencia y aunque tenía un profundo deseo de hacerlo, el reto y la gran responsabilidad que esto implica, aumentaba los nervios y la adrenalina que ya sentía en ese entonces. Recuerdo momentos especiales guiando por ese micrófono a mis amigos en nuestros servicios y salidas a ministrar en otros lugares e incluso con invitados como el Ps. Danilo Montero, Thalles Roberto, Coalo Zamorano, entre otros grandes líderes de alabanza que Dios me ha permitido acompañar en este proceso de aprendizaje.

Éste ha sido un viaje lleno de experiencias, anécdotas graciosas (como enviar la secuencia equivocada o confundir una canción con otra), aciertos y enseñanzas que te permiten cada vez más valorar, amar esta tarea y con el tiempo lograr una conexión con tus compañeros a tal punto que conoces detalles como su respiración cuando van a iniciar una frase, sabes cuando alguien está en problemas, no están cómodos con alguna tonalidad o aciertas sugiriendo esa canción o armonía precisa “fuera del programa”.

Gracias a esto que hoy comparto contigo, es mi intención hablarte sobre cinco puntos que espero puedan ayudarte a llegar a nuevos niveles en tu camino como Director Musical:

1. Crea un ambiente de honra en tu equipo.

Reconoce la grandeza y el tesoro que Dios ha derramado en cada una de las personas de tu equipo. Podrán algunos ser muy virtuosos o quizá otros musicalmente limitados, pero la honra es superior a las habilidades o la musicalidad. Es reconocer el corazón de cada voluntario que con amor da su tiempo y su esfuerzo para servir a Dios y a su Iglesia. Crear un ambiente de calidez humana y respeto hace que las cosas fluyan con más facilidad. No eres sólo una voz que guía con un micrófono...Eres una voz de unidad e influencia positiva dentro de tu equipo.

«Reconoce la grandeza y el tesoro que Dios ha derramado en cada una de las personas de tu equipo.»

2. Mantén la conexión con tu Líder de Alabanza y el equipo.

Una fuerte relación entre el Líder de Alabanza y el Director Musical, permitirá estar engranados sobre un objetivo común y al estar de acuerdo será mas fácil para ti transmitir las instrucciones a tu equipo. No olvides que eres el puente entre el Líder y la Banda, así que una buena comunicación es crucial. Esto resultará en transiciones más fluidas, conocerás la manera en que fluye la persona que dirige e incluso seguir su lenguaje corporal para guiar a la banda con claridad.

Recuerda: La planeación y la calidad no se improvisan. Por eso te será de gran ayuda planear y comunicar con anticipación lo “conocido” (canciones, tonalidades, qué instrumentos van en la secuencia y cuales no, arreglos y versiones; todo esto apoyado en herramientas tecnológicas como Planning Center, ChartBuilder, Rehearsal Mix, Playback, etc.), para que nada de esto sea un obstáculo cuando estés moviéndote en lo “desconocido” (Un fluir espontáneo, algo fuera de lo programado).

«La planeación y la calidad no se improvisan…»

3. Se sensible a los tiempos y los momentos.

A veces como Directores Musicales queremos que se hagan canciones o acordes que hemos ensayado minuciosamente con sus respectivas secuencias y sonidos (la gran mayoría de veces es así), pero sabemos que todo tiene un momento y un lugar. Una fuerte conexión con el Espíritu Santo y una sensibilidad genuina a fijarte como está llegando tu congregación al servicio, te permitirá seguir el camino que Él tiene preparado para la ministración, incluso si esta llega tomar un camino diferente al que tenías planeado.

En la plataforma no “lanzamos” todo lo que sabemos sobre nuestro instrumento, sino que escuchamos lo que el Espíritu desea que hagamos en ese momento especifico (Qué sonidos deben estar, qué dinámicas debemos manejar como banda, etc.) y lo traducimos desde nuestros instrumentos. Esta sensibilidad se desarrolla tanto individual como colectivamente apoyada en la preparación espiritual y una viva relación con Dios y Su Palabra.

4. Busca espacios para compartir juntos.

He tenido la oportunidad de compartir talleres para equipos de alabanza en varias ciudades y una de sus principales insatisfacciones es que en realidad las personas solamente vienen a tocar o ensayar sin un contacto genuino de unidad entre el equipo o estos tiempos para compartir son muy esporádicos. Por eso busca crear espacios para adorar juntos, compartir de la Palabra, salir a comer, ir a un parque y hacer otras actividades fuera de la rutina que fortalezcan los lazos de unidad. No olvides que las personas no son meramente cifras, fichas o números en tu ministerio. Cada miembro es valioso y muchas veces no sabemos lo que pueden estar atravesando. Toma el tiempo de conocer más de su vida, sueños y frustraciones. El compañerismo y la unidad son factores determinantes de éxito al interior de un equipo (sabemos que una casa dividida no prospera).

5. No dejes de aprender, prepararte y dar ejemplo.

Nuestra responsabilidad como Directores Musicales es el crecimiento permanente con un corazón dispuesto y enseñable. Por eso, te invito a estar estudiando diferentes géneros musicales y como suena la instrumentación en dichos géneros. Conoce el contexto y las líneas de cada instrumento en las canciones de tu lista para los servicios y así podrás incrementar tu potencial para dirigir el ensamble de banda efectivamente y con atención al detalle.

Anima a crecer a tu gente tocando cosas fuera de la zona de comodidad y que sean exigentes. Tu ejemplo será la mejor motivación para crecer y ellos se sentirán inspirados a mejorar para no caer en el estancamiento o la conformidad que tarde o temprano conducen a la mediocridad de manera inminente. Acompáñalos en su proceso, retroalimenta con ellos sus fortalezas y sus puntos a mejorar e igualmente ten presente estar siempre disponible para ellos para aclarar sus dudas e impulsarlos. Recuerda que este es un camino que no recorremos en solitario.

Cómo has podido leer en estas líneas, ser un Director Musical va más allá de dar instrucciones como si fueras la guía de una secuencia. No se trata de hablar todo el tiempo por tu micrófono hasta para pronosticar el clima, pero tampoco el extremo de ser un robot programado con un diálogo limitado. Eres una voz que trae calma y seguridad a tu equipo cuando están perdidos o cuando viene alguna parte nueva. Eres quien a veces rompe el hielo con un apunte que saca una sonrisa en tus músicos y quien se alegra y los motiva después de que han tocado alguna pieza difícil. Eres aquel que produce confianza en el equipo al aplicar estos puntos que te he mencionado y muchos otros que tu propia experiencia te ha permitido descubrir hasta el día de hoy. Así que te invito a que como yo, disfrutes tu viaje como Director Musical y todo lo que aún está por venir.


Edgar Mantilla es un músico nacido en la ciudad de Bogotá Colombia. Desde los 10 años de edad comenzó a servir en el equipo de alabanza de su iglesia local tocando el piano y años después pasaría a formar parte del equipo de la iglesia de El Lugar de Su Presencia en Bogotá Colombia, donde ha servido activamente como voluntario y trabajado por 15 años en el staff del ministerio de alabanza Su Presencia como tecladista, director musical, arreglista y músico para los servicios, giras y sesiones de grabación de 10 producciones musicales.

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